Ibas en auto hacía Faz de Fora; la nafta se había
acabado;
había una peluquería, un fotógrafo, una iglesia,
un chino parado;
también había (entre varios) un girasol. La joven
pasó.
Entre los senos y el girasol tus ganas quedaron
interdictas.
Ganas muchachas de volar, de amar, de ser feliz,
de viajar, de casarse, de tener muchos hijos,
ganas de sacarte una foto con esa joven, de
cometer libertinajes, de ser infeliz y rezar;
muchas ganas; la joven ni lo sospechó...
Entró por la puerta de la iglesia; salió por la
puerta de los sueños.
Carlos Drummond de Andrade (Brasil)
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