lunes, 13 de enero de 2014

PRIMERA ALCALDESA DE OYÓN



Con los pulmones apagándose cierto día de fines del siglo pasado, Adolfo Vizurraga Romero, miró a Adelina -a su amada Adelina- para decirle: "Perdóname si no te di lo que merecías". Por su parte, Adelina Barletti Dañobeytia, acariciando los cabellos de su marido enfermo, le respondió: "Si volviera a vivir Miñita, ten por seguro que otra vez te elegiría". Al escucharla un relámpago de felicidad encendió los ojos del hombre con quien había compartido cuarenta y cuatro años de vida y el advenimiento de tres hermosas niñas.


Adolfo y Adelina

A los veinte años, ella, y él, a los treinta y cinco, habían hecho realidad el sueño de sus madres. Y por eso, la primera niña -cuya gestación transcurrió enmarcada por la pétrea majestad de los cerros que rodean la hacienda Arayco- se llamó simple y claramente Francisca Beatriz, en tributo a las mentoras de tan sonado y soñado matrimonio.
Ella hermosa y él alto y buenmozo, juntos formaron la pareja más elegante y señorial de la villa de Oyón. Con el cabello envuelto en un pañuelo esplendoroso, caracoleando un fino corcel, era habitual ver a Adelina recorrer las calles de Oyón junto con Adolfo. "Parecía una española", dicen quienes la vieron. Y por cierto Adolfo, seguro de su fortuna no menos que de su dicha, disfrutaba no solo poseer las haciendas de Uscruschaca, Arayco y una mina de carbón, sino haberse casado con la mujer más bella, inteligente y encantadora de la tierra en donde nació. 

Manuel y Emilio Vizurraga Fuentes Rivera, y familia
La prueba rotunda de su sagacidad salió a relucir precisamente cuando además de ser la mamá de Francisca, Adela y Malena se convirtió en una de las gestoras más eficaces del nacimiento de la provincia de Oyón. Ocurre que al concluir el mandato del arquitecto Fernando Belaunde a mediados de 1985 el expediente legislativo terminó en el archivo, y  sus impulsores, agobiados por el desconcierto. Por tanto, era imperioso retomar el trámite para el debate y aprobación definitiva por parte de la representación parlamentaria entrante. 
Es en esas circunstancias en casa de Adelina y Adolfo en San Borja se congregan un grupo íntimo de personas para agasajar a un influyente ministro del recién estrenado gobierno aprista (1985-1990). Entre brindis y acordes del arpa que blande con virtuosa maestría Pelayo Vallejo, entre la esposa del ministro y la esposa de Adolfo Vizurraga surge una amistad que será determinante para la creación de la provincia carbonífera. "Si quieres convencer a un político primero habla con su mujer" decía un amigo que fue asesor de un primer ministro. Fue así como la reunión más privada de los hijos de Oyón tuvo la repercusión más pública de su historia. 


AB de V (con chaleco) rodeada de familiares en Atlanta
Por eso, cuando el 5.11.1985 el diario oficial publicó la ley de creación de la provincia de Oyón aprobada por el Congreso, sin duda, eran no pocos los gestores que celebraron aquel logro; pero en el tramo final, valgan verdades, hubo pocos artífices. Y entre esos pocos, nadie más comprometidos de lo que lo fueron Adelina y Adolfo.
Por tal razón, con toda justicia, mientras se organizaba la primera elección de sus autoridades, el cargo de ejercer y ser la primera alcaldesa de la provincia de Oyón, recayó en manos de doña Adelina Barletti de Vizurraga.

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