jueves, 9 de enero de 2014

ONCE CONTRA ONCE




"El fútbol- declaró alguna vez Jorge Luis Borges con impertérrita lucidez- en sí no interesa a nadie. Nunca la gente dice 'qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi, claro que perdió mi equipo'. No lo dice porque lo único que interesa es el resultado final. No disfruta del juego".
Por su parte, el alcalde más recordado de Madrid, el preclaro maestro Enrique Tierno Galván, precisamente cuando España fue sede del campeonato mundial de 1982, fue quien -a través de un bando municipal- lo describió (aunque mejor sería decir descubrió), en pleno furor universal, con rigor y suprema gracia castellana. Y es que TG será siempre, por igual, recordado por sus obras de alcalde y sus obras de sabio jurista y agudo ensayista. 


(1918-1986)
EL ALCALDE PRESIDENTE del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid.

Madrileños:
Era y es costumbre inmemorial entre los vecinos de esta honrada Villa congregarse los días señalados y fiestas de guardar para asistir a espectáculos públicos de grande diversión y entretenimiento, que suspenden el ánimo y sirven para descanso y olvido de los muchos quehaceres que a cada cual, según su estado, ocupan, desvelan y con frecuencia agobian.
 Entre todos cuantos espectáculos públicos distraían y animaban a los vecinos de este Concejo, descollaban de modo principalísimo y casi único las fiestas de toros, en las que participaban los moradores de la Villa con singular entusiasmo y regocijo, no faltos de percances y, en ocasiones, desgracias.
 Pero, renuévanse los tiempos, se alteran o cambian las costumbres y se introducen novedades que, sin perjuicio de que sobrevivan los antiguos usos y públicos espectáculos, ocasionan nuevos modos de esparcimiento y distracción, tales como el llamado “Football”, expresión anglicana, que en nuestro común castellano equivale a que once diestros y aventajados atletas compitan en el esfuerzo de impulsar con los pies y la cabeza una bola elástica, con el afán, a veces desmesurado, de introducirla en el lugar solícitamente guardado por otra cuadrilla de once atletas, y viceversa.
 En tanto el entusiasmo que ha despertado en todas las naciones del universo mundo tan notable afición, que puestas de acuerdo las principales cabezas entre las que dirigen y conciertan las demostraciones públicas del referido entretenimiento, han elegido a nuestra Villa y Corte para que, en los grandes cosos que en ella existen, compitan en los encuentros finales las mejores cuadrillas de cada nación, celebrándose con este fin grandísimos y fastuosos juegos, que atraerán a esta honrada ciudad innumerables visitantes de cuantos países pueblan la Tierra.
 Aunque es notorio y de común conocimiento que los vecinos de esta Villa suelen hacer oídos de mercader a las advertencias y admoniciones del Alcalde, séame permitido recordar que entre las virtudes que hacen un vecino perfecto y acabado, una muy principal es la cortesía, merced a la cual conservamos viejas amistades, ganamos nuevas, hacemos de los extraños propios y no pocas veces de los hostiles enemigos amigos de apego y fiar, logrando, por añadidura, que quienes visitan las ciudades pobladas por vecinos corteses se hagan lenguas de ellos, maravillados de la apacible condición de sus moradores.
 Siendo así que esta Villa, por razón de los grandes y famosos juegos de “Football”, que de suso he dicho, ha de ser visitada por un sinnúmero de curiosos y aficionados viajeros, bueno es y muy conveniente que extrememos la sobredicha virtud de la cortesía que, común entre nosotros, en ocasiones se olvida, por la preocupación, el mucho trabajo o descuido, cuando no por el enfado o la ira.
 Encarezco, pues, a los madrileños, como regidor que soy de esta coronada Villa, que atiendan con particular esmero a nuestros visitantes, conduciendo al perdido, orientando al perplejo, sosegando al inquieto, ayudando al que está en apuros, consolando a quienes la magnitud, complicación y desmesura de esta gran ciudad pueda llevar a la tribulación o al desconcierto, indicándoles con señas, descripciones sobre los planos o acompañándoles en la práctica, qué han de hacer cuando, como ha de ocurrir con sobrada frecuencia, desconozcamos su propio y connatural idioma u otro cualquiera que como recurso hablen.
 Advierte también esta Alcaldía Presidencia a los vecinos, con suma severidad no exenta de amor, que se esmeren en mantener limpias las calles, en la pulcritud de las fachadas y en la perfecta colocación de los coches en los lugares que correspondan, para pasmo de nuestros visitantes y gratificación y contento de nosotros mismos.
Copioso es el caudal de razones que aconsejan nos desvelemos todos por atender y cuidar a nuestros visitantes, que serán en extremo numerosos y de muy diferentes hablas y lugares, pero una hay principalísima, que no se ocultará al  discernimiento y agudeza de los vecinos de esta Corte, es a saber que multitud de hombres, mujeres y quizá niños, diestros en el arte de apoderarse de lo ajeno, vendrán a esta Villa, aprovechando la circunstancia de tan favorable ocasión, como la de los universales juegos sobredichos, de modo que al número común de pícaros, cortabolsas, sopistas, catarriberas y otros muchos de dudosa condición que ya existen en la Corte habrá que añadir a los que desde fuera se agreguen, por lo que hemos de juntar a la cortesía el más solícito desvelo, para evitar hurtos, robos e ilícitos y codiciosos engaños, que de darse en abundancia empañarían nuestro buen nombre y fama. 
 Sepan por último los moradores de esta Villa que si de muy grande peso y empeño son las razones de la virtud, también lo son las del material provecho, que crecerá en proporción a la mayor difusión de nuestro honesto comportamiento y crédito. 
 Confío, pues, y recomiendo a los vecinos que anden muy sobre sí, cuidadosos de la nombradía y prestigio de esta coronada Villa. 
Madrid, 11 de junio de 1982.

http://elpais.com/tag/enrique_tierno_galvan/a/
http://www.gomezrufo.net/pdf/trastienda/Bandos_del_Alcalde.pdf

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