jueves, 23 de junio de 2016

VILLA DE LURIAMA



Cuando la mañana del 19.1.1825 apareció en el horizonte, frente a la bahía de Huacho, el barco inglés "Cambridge", hizo posible no solo el primer sino el mayor elogio escrito en idioma anglosajón para Huacho y su entorno rural; escrito -valga la redundancia, ni más ni menos- por el primer representante de los EEUU en el Perú.
Portando cartas de recomendación firmadas por el libertador Simón Bolivar -para un prolongado viaje que lo llevaría hasta Cerro de Pasco- el día de su llegada mister  Willliam Tudor apenas pisar suelo huachano, tal como lo cuenta en su diario, describe con entusiasmo y acierto la campiña  de la ciudad, que con el pasar del tiempo haría fama de hospitalaria

"Bajamos a tierra por la tarde -escribe al final de aquel 19.1.1825- para los preparativos de nuestro viaje, y habiendo obtenido del Intendente, Coronel V. caballos prestados, hicimos un corto viaje a la Villa de Luriama. Nada puede ser mas agradable que la campiña de Huacho.
Es uno de los lugares fértiles del Perú que nunca ha sido vendido a grandes propietarios y que permanece dividido en pequeñas chacras entre sus habitantes indios. Sus posesiones son reducidas, pero el terreno es extremadamente fértil y está cultivado con maíz, verduras y campos de hierba de verdor mas exquisito y refrescante. Cada parcela está dividida por árboles frutales y sauces peruanos. Los caminos, o mas bien sendas, eran suficientemente anchos como para un caballo y tan cubiertos por  árboles  entre ellos. 
Todas las cabañas parecen iguales: constan de unas cuantas esteras apoyadas estacas y protegidas por las copas de los grandes árboles bajo los cuales los habitantes viven, trabajan, comen y duermen. La cabaña solo parece ser usada para guardar sus escasos utensillos consistentes en tazas y ollas de barro para cocinar. Sus implementos agrícolas son de lo mas tosco e imperfecto: parte de su moblaje era una piedra para moler maíz cerca de cada casa y otra para la sal. El escenario y el clima correspondían a la época dorada cuando probablemente los habitantes de ese mundo eran todos indios. 
El refinamiento y el desarrollo humano fueron originados por las necesidades, determinadas por climas rigurosos, donde el hombre no podía existir sin trabajo, ingenio y adecuado refugio".    

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