Pedro Salinas (1891-1951) |
"Este hijo mío siempre ha sido díscolo...
Se fue a América en un barco de vela,
no creía en Dios, anduvo
con mujeres malas y con anarquistas,
recorrió todo el mundo sin sentar la cabeza...
Y ahora que ha vuelto a mí, Señor,
ahora que parecía..."
Por la puerta entreabierta
entra un olor a flores y a cera.
Sobre el humilde pino del ataúd el hijo
ya tiene bien sentada la cabeza.
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