(1910-1998) |
Aun cuando, dentro del menú cultural habitual, nada más lejano y extraño que su nombre, Kurosawa es una figura única en la historia del cine. Y aun también cuando Toyota o Sony sean palabras que abarcan el mundo, nadie -ni en la política ni el deporte- nacido en el Japón a alcanzado la celebridad del cineasta.
Épico y expresionista, las imágenes de sus películas producen la sorprendente y admirable impresión de estar ante figuras de oleo en movimiento. (Al fin y al cabo una de sus más breves y logradas creaciones, precisamente, parte de un cuadro para crear una historia).
Por si fuera poco, es acaso el único director que, más allá de premios y entrevistas, fue merecedor del mejor homenaje que puede recibir un hombre de cine: una película sobre su cine. Una película sobre "Ran" (transposición del "Rey Lear") filmada en 1984 al pié de mítico monte Fuji. Shakespeare en la visión y versión de Kurosawa.
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