martes, 25 de junio de 2013

HISTORIA DE UN DISCURSO

 Semejante a la celebridad de los poetas cuya perennidad resplandece en la gloria de uno, ó, unos cuantos poemas, el prestigio de los políticos también perdura en la mágica elocuencia de uno,ó, unos cuantos discursos. Fue ese, sin lugar a dudas, también el caso de Fernando Belaúnde Terry.
Arquitecto de profesión y político por vocación, Belaúnde consagró un lema del que fue autor y actor: "La conquista del Perú por los peruanos". Recorrió caminos y ríos. Tan vasto y
constante fue su trajinar que casi no hay pueblo que no rememore su presencia. Por eso la imágen más representativa, y risueña, de su paso por el poder será siempre la de un hombre transido de fervor patrio que despliega su erudicción geográfica ante un mapa del Perú.
En cambio, sus obras -en particular las carreteras- lucen la sobria silueta de la piedra de los doce ángulos y una frase puntual: "El pueblo lo hizo". 
Ni apasionado ni vibrante, de verbo simple y medido, y en ocasiones certero, en 1967 -al retornar de un encuentro continental del mandatarios congregados en Uruguay- pronunció Belaúnde su más memorable discurso. Un discurso de sencillas resonancias biblicas y categóricas reiteraciones.
"!Qué me aplaudes, pueblo peruano, si tu mismo has hablado por mis labios! ¡Qué me aplaudes, si estoy aquí, porque tu lo quisistes! ¡Qué me aplaudes, si fuí a Punta del Este, porque tu me mandaste! ¡Y qué laureles me alcanzas, si tú te los ganastes!"




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