Monitor Huáscar, 8 de Mayo de 1879
Muy querida esposa:
… Como la vida es precaria en lo general y con mayor razón desde que va uno a exponerla a cada rato, en aras de la patria, en una guerra justa, pero que será sangrienta y prolongada, no quiero salir a campaña sin antes hacerte por medio de esta carta varios encargos; principiando por el primero, que consiste en suplicarte me otorgues tu perdón por si creyeras que yo te hubiera ofendido intencionalmente.
El segundo se contrae a pedirte atiendas con sumo esmero y tenaz vigilancia a la educación de nuestros hijos idolatrados. Para lograr este esencial encargo debo avisarte, o mejor dicho recomendarte que todo lo poco que dejo de fortuna, se emplee en darles toda la instrucción que sea posible; única herencia que siempre he deseado dejarles. Esta es pues mi única y última voluntad, que te ruego encarecidamente observes con religiosidad, si es que la súplica de un muerto puede merecer algún respeto.
Miguel Grau.
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