Yerupajá (6,634) |
Marco
Antonio Chávez Reyes no nació en Cajatambo, pero Cajatambo nació en él. Rosa Gonzales y Víctor Reyes, sus abuelos, forjaron aquella pasión. Una pasión que ha marcado su vida y que Marco ha perennizado en imágenes rotundas y precisas. Y es que (como todos, o casi todos) Marco toma fotografías, pero en su caso (a diferencia de todos, o casi todos) es lo que mejor sabe -y prefiere- hacer.
Pues ocurre que Marco es fotógrafo de profesión y Cajatambo uno de sus más acuciosos y entrañable objetivos. Por eso mismo, en homenaje a Rosa y Víctor, un día trepó a las alturas (al fundo familiar de Yanapampa-Altuscancha, localizado, por si fuera poco, en las proximidades de la Cordillera Huayhuash) para capturar la secuencia más lograda y memorable de fotografías -distintas a las perspectivas convencionales- de las montañas más cautivantes, e intimidantes, de Cajatambo.
Aun cuando en el siglo XXI no exista sino el recuerdo de la hacienda Pumarinri -conformada por más de once mil hectáreas de pampas, cerros y lagunas- el fundo Yanapampa-Altuscancha, es parte de aquella propiedad que por más de un siglo perteneció a los herederos y descendientes de José del Carmen Reyes Gutiérrez. De manera que el siglo XXI, aun después del proceso de reforma agraria que expropió y desarticuló Pumarinri, a lo largo de la quebrada de río Izco (desde la catarata de Escalón hasta la laguna-represa de Viconga) no todas las pampas ni cerros son propiedad de Uramaza y Huayllapa, comunidades campesinas beneficiarias de la afectación adjudicataria.
Convertida en ruta de turismo internacional, no obstante, su pasado, su presente y su futuro, aun pertenece -no menos que su gloria irrevocable- a hombres como Marco, que marcan su destino conforme lo sentenciara Wolfang Goethe: "Merece lo que heredas".
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