martes, 10 de diciembre de 2013

EL CETRO Y LA PLUMA
















Ningún idioma se expresa mejor que con la voz de su poesía. Tanto que la gloria de uno de los líderes más importantes del siglo XX estará siempre asociado al recuerdo del autor de uno de los poemas en lengua inglesa más memorables del siglo XIX. Ocurre que en sus veintisiete años de cautiverio el mejor compañero de prisión de Nelson Mandela (1918-2013) fue un poema escrito por William Ernest Henley (1849-1903).
























Invictus

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.


En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.


Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.


No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

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