jueves, 23 de abril de 2015

CACERES: EL GUERRERO, EL TAYTA, EL MARISCAL


En acción, dirigiendo a la tropa en Tarapaca

Se ha dicho, y se repite, que para perdurar glorificado después de la Guerra con Chile al general Andres Avelino Caceres, a pesar de su valor y por eso mismo, le falto una cosa: morir. Sucumbir por la patria diezmada y desangrada.
Sin embargo, Caceres no solo se sobrepuso a la derrota sino hasta la sobrevivió para contarla. Y a la postre esa fue su victoria: ser el mariscal de los mariscales del Perú.  
General de ejercito. Tayta de comuneros armados. "Seras un buen guerrero", le profetizo Castilla, el general-presidente (como lo seria el mismo).



Por Cajatambo paso Caceres en 1882 y tal como lo relata su secretario, el abuelo de mi abuelo, José del Carmen Reyes Gutierrez, se le unió para hacerle entrega, en su condición de subprefecto, del acopio de víveres y recursos reunidos para asistir a las huestes del guerrero indomable.
Pues como el mismo lo precisara con meridiana claridad y gratitud absoluta: "La campaña de La Breña, es, la página más honrosa de mi vida militar. No vacilo en proclamarlo yo mismo. Me enorgullezco de ella. Tengo muy presentes y me acompañarán hasta la tumba, todos los entusiasmos, todas las satisfacciones, todas las decepciones, y amarguras también, que experimenté durante esos tres años de constante batallar...el recuerdo de mis soldados y guerrilleros, el pueblo en armas, marchando entre punas y quebradas, airosos y bravíos, ellos fueron los grandes héroes anónimos que algún dí­a la historia reivindicará".
  

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