jueves, 11 de junio de 2015

PEDRO REYES BARBOZA


10.6.2015

Discurso leído en memoria de Pedro Reyes Barboza ante su tumba en Huacho

(1929-1970)

Amigas y amigos:

Acatando uno de los mas esenciales y unánimes sentimientos que une e identifica a los hombres de todos los tiempos y de todos los confines, persuadidos y compelidos por el inexorable e intimo mandato de la sangre que nos conduce a honrar nuestra querencia de origen y sus manifestaciones, hoy nos encontramos aquí frente a la tumba donde reposan los restos del hombre que con apenas un puñado de palabras nos lego el mayor tesoro que guarda el cofre de nuestra memoria: “Cajatambina”, la canción-himno a la que diera vida Pedro Reyes Barboza a mediados del siglo pasado y que al mismo tiempo es la que mejor perenniza la gratitud de nuestras nostalgias y emociones.
Crecimos con “Cajatambina” y a “Cajatambina” le dimos vida con nuestras vidas. Pues existen dos cosas que ningún hombre ni ninguna mujer elige, pertenecer a la familia en que nace y conformar el pueblo al que pertenece. En ese sentido, “Cajatambina” constituye la mas jubilosa síntesis de aquel designio. Pues “Cajatambina” es el mejor y mas bello homenaje a Cajatambo, a aquel pueblo andino e hispano que preserva lo que Huacho perdió.
Tan es así que el quechua de la que fueron forjadores los hombres y mujeres de estas tierras cálidas y litorales es el quechua que aun perdura en Cajatambo. Y esa no es una exaltación gratuita sino la evidencia de lo que la mayor figura académica e intelectual de la historia de Huacho, el lingüista -cuyos restos yacen en este mismo aposento fúnebre- Alfredo Torero estableciera con categórico rigor.
Del mismo modo, tal y como lo viera en un mes de junio de 1825 en las calles de Huacho en las celebraciones de Corpus Cristi, cuando Huacho era apenas poco mas que una aldea, los naturales de este pueblo -como los llama en sus memorias el marino ingles William Benett Stevenson- bailaban una danza guerrera que aun se baila en Cajatambo y que el consejo regional de Lima acaba de reconocer como patrimonio regional: “Los Huancos”.
Por todas estas razones, que son mas que razones, esta tarde se encuentran aquí no solo los cajatambinos ni solo los huachanos sino los huachanos-cajatambinos. Aquellos que vinieron para darle (aunque mejor seria decir devolverle) a Huacho lo que Huacho perdió y del mismo modo para alcanzar lo que en Cajatambo no podían alcanzar. Y por eso ningún acierto podía ser mas certero de parte de los devotos de Santa Maria Magdalena de Cajatambo en esta ciudad que la de honrar la memoria de quien, mejor que nadie, simboliza aquella encrucijada vital.
Hijo de un honorable juez nacido en Cajatambo y cuya jurisprudencia se desarrollo en Huacho, Pedro Reyes Barboza nació en el Callao el 3.12.1929. Pero el resto de su existencia transcurrió aquí en Huacho. Por eso fue alumno del emblemático colegio Luis Fabio Xammar. Y después estudiante de la escuela de medicina de la universidad de San Marcos. Como médico, ejerció la especialidad de gineco-pediatra.
Fueron escenario de sus labores de servicio médico las ciudades de Huacho y Barranca, donde también -casado con una dama de familia huachana y barranquina- nacieron sus cuatro hijos varones. Es así que para 1970 Pedro Reyes Barboza era una reconocido médico residente en Barranca, en donde para homenajear a su esposa Teresa Mispireta por su cumpleaños el 27 de mayo inauguro nueva casa y estreno nuevo carro para el desplazamiento familiar.
Y es precisamente 1970 el año en que los peruanos, como nunca jamas, experimentaron -casi simultáneamente- una de las mas intensas emociones colectivas y uno de los mas desgarradores padecimientos. Pues 1970 fue el año que, por primera vez y por derecho propio, el Perú concurrió a un mundial de fútbol. Y por eso, para su mayor regocijo, haciendo uso de sus vacaciones, el médico huachano-cajatambino planeo viajar a México para alentar al equipo peruano. Sin embargo, cuatro días después de la celebración, el 31.5.1970 aconteció el mayor desastre natural que ha asolado suelo peruano. Entonces, en lugar de viajar a México el médico huachano-cajatambino solicito ser reincorporado a prestar servicio y emprendió arriesgado vuelo a la zona de desastre en donde habían fallecido del golpe setenta mil peruanos. En esas criticas circunstancias, exactamente un día como hoy, hace 45 años, cuando volaba sobre las inmediaciones de la zona devastada en medio de la mas densa polvareda el helicóptero que transportaba a los socorristas, entre los que -por desgracia- se encontraba Pedro Reyes Barboza, colisionó contra un cerro. Y fue así como el autor de “Cajatambina” emprendió vuelo hacia la eternidad.
Por eso, esta tarde no honramos solo a un cajatambino ni solo a un huachano sino a un peruano ejemplar que con su vida nos mostró y nos demostró cual es el camino para serlo. Y puesto que un hombre es tanto de donde nace tanto como de donde yace, el pueblo cajatambino y el pueblo huachano aquí reunido esta tarde Pedro Reyes Barboza te agradece.
Finalmente, con la gratitud de contar con sus presencias, a nombre de mi familia quiero agradecer a mis paisanos por este gesto memorable, y a nombre de mis paisanos quiero de igual modo agradecer a los medios aquí presentes su concurrencia en este homenaje a un hombre que honra por igual a Huacho y a Cajatambo,
Muchas gracias.

Egel Salazar y Nivardo Rosales interpretan "Cajatambina"

Invitadas y devotas de Maria Magdalena

Invitados y devotos de Maria Magdalena

Eu \ Noga

 

1 comentario:

Juan Carlos Priotti dijo...

Magnífica pieza oratoria en homenaje a Pedro Reyes Barboza. Con tristezas y alegrías, con amor y esperanzas,transitó por el mundo, disfrutó de las cosas simples que lo llenó de valores verdaderos. El olor a tiempo de los libros, el recuerdo golpeando en la ventana. Su voz, su música: La Cajatambina.