Discurso leído en memoria de Pedro Reyes Barboza ante su tumba en Huacho
Amigas
y amigos:
Acatando uno de los mas esenciales y unánimes
sentimientos que une e identifica a los hombres de todos los tiempos
y de todos los confines, persuadidos y compelidos por el inexorable e
intimo mandato de la sangre que nos conduce a honrar nuestra
querencia de origen y sus manifestaciones, hoy nos encontramos aquí
frente a la tumba donde reposan los restos del hombre que con apenas
un puñado de palabras nos lego el mayor tesoro que guarda el cofre
de nuestra memoria: “Cajatambina”, la canción-himno a la que
diera vida Pedro Reyes Barboza a mediados del siglo pasado y que al
mismo tiempo es la que mejor perenniza la gratitud de nuestras
nostalgias y emociones.
Crecimos con “Cajatambina” y a “Cajatambina”
le dimos vida con nuestras vidas. Pues existen dos cosas que ningún
hombre ni ninguna mujer elige, pertenecer a la familia en que nace y
conformar el pueblo al que pertenece. En ese sentido, “Cajatambina”
constituye la mas jubilosa síntesis de aquel designio. Pues
“Cajatambina” es el mejor y mas bello homenaje a Cajatambo, a
aquel pueblo andino e hispano que preserva lo que Huacho perdió.
Tan es así que el quechua de la que fueron
forjadores los hombres y mujeres de estas tierras cálidas y
litorales es el quechua que aun perdura en Cajatambo. Y esa no es una
exaltación gratuita sino la evidencia de lo que la mayor figura
académica e intelectual de la historia de Huacho, el lingüista
-cuyos restos yacen en este mismo aposento fúnebre- Alfredo Torero
estableciera con categórico rigor.
Del mismo modo, tal y como lo viera en un mes de
junio de 1825 en las calles de Huacho en las celebraciones de Corpus
Cristi, cuando Huacho era apenas poco mas que una aldea, los naturales
de este pueblo -como los llama en sus memorias el marino ingles
William Benett Stevenson- bailaban una danza guerrera que aun se baila
en Cajatambo y que el consejo regional de Lima acaba de reconocer
como patrimonio regional: “Los Huancos”.
Por todas estas razones, que son mas que razones,
esta tarde se encuentran aquí no solo los cajatambinos ni solo los
huachanos sino los huachanos-cajatambinos. Aquellos que vinieron para
darle (aunque mejor seria decir devolverle) a Huacho lo que Huacho
perdió y del mismo modo para alcanzar lo que en Cajatambo no podían
alcanzar. Y por eso ningún acierto podía ser mas certero de parte
de los devotos de Santa Maria Magdalena de Cajatambo en esta ciudad
que la de honrar la memoria de quien, mejor que nadie, simboliza
aquella encrucijada vital.
Hijo de un honorable juez nacido en Cajatambo y
cuya jurisprudencia se desarrollo en Huacho, Pedro Reyes Barboza
nació en el Callao el 3.12.1929. Pero el resto de su existencia
transcurrió aquí en Huacho. Por eso fue alumno del emblemático
colegio Luis Fabio Xammar. Y después estudiante de la escuela de
medicina de la universidad de San Marcos. Como médico, ejerció la
especialidad de gineco-pediatra.
Fueron escenario de sus labores de servicio médico
las ciudades de Huacho y Barranca, donde también -casado con una
dama de familia huachana y barranquina- nacieron sus cuatro hijos
varones. Es así que para 1970 Pedro Reyes Barboza era una reconocido
médico residente en Barranca, en donde para homenajear a su esposa
Teresa Mispireta por su cumpleaños el 27 de mayo inauguro nueva casa y estreno nuevo carro para el desplazamiento familiar.
Y es precisamente 1970 el año en que los
peruanos, como nunca jamas, experimentaron -casi simultáneamente-
una de las mas intensas emociones colectivas y uno de los mas
desgarradores padecimientos. Pues 1970 fue el año que, por primera
vez y por derecho propio, el Perú concurrió a un mundial de fútbol.
Y por eso, para su mayor regocijo, haciendo uso de sus vacaciones,
el médico huachano-cajatambino planeo viajar a México para alentar
al equipo peruano. Sin embargo, cuatro días después de la
celebración, el 31.5.1970 aconteció el mayor desastre natural que
ha asolado suelo peruano. Entonces, en lugar de viajar a México el
médico huachano-cajatambino solicito ser reincorporado a prestar
servicio y emprendió arriesgado vuelo a la zona de desastre en
donde habían fallecido del golpe setenta mil peruanos. En esas
criticas circunstancias, exactamente un día como hoy, hace 45 años,
cuando volaba sobre las inmediaciones de la zona devastada en medio
de la mas densa polvareda el helicóptero que transportaba a los
socorristas, entre los que -por desgracia- se encontraba Pedro Reyes Barboza, colisionó contra un cerro. Y fue así como el autor de “Cajatambina”
emprendió vuelo hacia la eternidad.
Por eso, esta tarde no honramos solo a un
cajatambino ni solo a un huachano sino a un peruano ejemplar que con
su vida nos mostró y nos demostró cual es el camino para serlo. Y
puesto que un hombre es tanto de donde nace tanto como de donde yace,
el pueblo cajatambino y el pueblo huachano aquí reunido esta tarde
Pedro Reyes Barboza te agradece.
Finalmente, con la gratitud de contar con sus presencias, a
nombre de mi familia quiero agradecer a mis paisanos por este gesto
memorable, y a nombre de mis paisanos quiero de igual modo agradecer a
los medios aquí presentes su concurrencia en este homenaje a un hombre que honra por igual a Huacho y a Cajatambo,
Muchas gracias.
1 comentario:
Magnífica pieza oratoria en homenaje a Pedro Reyes Barboza. Con tristezas y alegrías, con amor y esperanzas,transitó por el mundo, disfrutó de las cosas simples que lo llenó de valores verdaderos. El olor a tiempo de los libros, el recuerdo golpeando en la ventana. Su voz, su música: La Cajatambina.
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