(1908-1932 |
El amor es mortal, que duda cabe, pues sus siempre pasajeros protagonistas siempre lo son. Pero de igual modo, aunque sean pasajeras las existencias, es un sentimiento y una experiencia perdurable. Sin embargo, a pesar de sus gratitudes, el amor también desespera y mata.
Mata sin querer. Mata por no querer. Mata sin culpa pero con causa. Ayer mismo -sentado en la mesa del jurado de un concurso escolar- detrás de una hermosa muchacha sentada con su hijito (una muchacha que sin saberlo captura mi atención mas que los mismos danzantes que debo de calificar) se encuentra Ena. La inolvidable Ena por cuyo amor se mato don Ceferino en 1977. Ena, mi inolvidable wambra kuyay. Y allí esta, de pronto frente a mi, al alcance de mi mirada y de mi memoria. Inolvidable, bella y mortal; quien lo diría.
Pero es la historia de una hermosa escultora, cuya imagen me impresiona y cuyo talento me cautiva, el drama cuya tragedia me conmueve y a la vez me subleva. Ocurre que Marga Gil Roësset conoció y se enamoró de Juan Ramón Jimenez, el autor de "Platero y yo". Sucedió cuando Marga tenia veinte y el poeta cincuenta años. Pero lo mas grave es que el hombre que admiraba y amaba era casado. Cegada y desesperada entonces, pese a sus encantos y virtudes, destruyo su obra y se mató con un disparo. Juan Ramón, culpable sin culpa, recién supo después de la magnitud de aquel amor que no supo corresponder y la culpable inocencia de su dramático final.
Antes de partir, Marga hizo una ultima visita a casa del poeta para llevarle unos papeles ( que este no tuvo prisa en leer). Fue su despedida. Su desgarrada y despiadada despedida. Pero no la muerte (por amor) de Marga sino la muerte (por conveniencia) de una mujer imaginaria fue, cruel paradoja, la partida que perennizo y devastó el corazón de Juan Ramón. “Carta a Georgina Hübner en el cielo de Lima” se llamó aquel aullido lírico.
Han pasado mas de ocho décadas, ni la existencia ni la poesía de Juan Ramón me han merecido, ni me merecerán, atención. Pero al ver a Marga tan bella y fugaz, Juan Ramón -anacrónico poeta, infortunado y ridículo huevón- alcanza con su vida, muy a su pesar, lo que, aun con el Nobel de por medio, jamas su poesía poseía: gracia, belleza y pasión.
Torturado de ver. De ver perder a mi colegio, pero sobre todo de ver partir a aquella hermosa belleza que amenizó mi visita a Luriama, al corazón de la campiña de Huacho; y de igual modo, después de dejar de ver a Ena, también me voy este final de día del 24.10.2015 . Pero la dicha de mi desdicha me persigue: en otra calle solitaria, en sentido contrario, luciendo un ceñido pantalón rojo avanza y pasa por mi lado otra muchacha de implacables ondulaciones. Y por ultimo, cuando menos lo esperaba, al comprar el pan, detrás del mostrador transparente aparece la torneada hermosura de la joven estudiante de derecho que esta noche sustituye a su madre y despacha los panes mas apetecibles no solo de Huacho. Entonces, mas allá de la memoria, torturado de placer, creo entender aquellas meridianas palabras cuyo balsámico auxilio un día hice mías: Oh belleza, vicio maravilloso de la forma".
http://www.abc.es/cultura/libros/20150124/abci-marga-juan-ramon-diario-201501231936.html
http://elcomercio.pe/eldominical/actualidad/juan-ramon-jimenez-y-misteriosa-dama-peruana-noticia-1780087
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