El Jueves Santo de 2016 regresé a la vieja casa solariega que acoge mi existencia desde mi infancia caminando. Igual que siempre (igual que cuando camino de Astobamba a Cajatambo, en la tierra en donde nací, y del mismo modo, igual que cuando camino de Tambon a Lascamayo, en la tierra que heredé ) recorrí, sin prisa ni tregua,las veinte cuadras que separan la plazuela de Cruz Blanca de la plaza Dos de Mayo en Huacho.
Pero a diferencia de otros días, teniendo como única compañía las canciones de Cajatambo guardadas en el aparatito que además sirve para hablar, me demoré evocando (mientras andaba) lo que aquel 24.3.2016 me había deparado.
Primero que nada volver chaquilapa (a pié) me permitió, paso a paso, rememorar detalles precisos de la presentacion de A. Barnechea, el periodista y ensayista que decidió abandonar su escritorio para recorrer calles y plazas camino a la primera magistratura del estado peruano, en Huacho.
Llegada la hora de la verdad, me previno ser breve: "Muy breve", respondí. Y lo fui. Apenas dije: "Pueblo de Huacho, porque hoy como ayer, pero hoy mas que ayer, los últimos serán los primeros, con ustedes el candidato que representa la cultura, la justicia y la democracia".
En su intervención enfatizó la importancia de la carretera y se comprometió a culminarla. En total, se trató de un discurso mas didáctico que eufórico que duro casi una hora y que terminó con las mismas palabras con que comenzó.
De regreso, ya lo he dicho: chaquilapa, por mas que las calles (y yo mismo) fuera el de siempre, una muy distinta (y acaso distante) impresión a la habitual guió mis pasos. Y me condujo hacia estas ineludibles palabras.
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