Más allá de sus reales, y pasajeras, existencias ambos continuan en la faz de la tierra (habitando la memoria y vastos confines del redondo mundo).
En el caso del segundo -pese a la mayor antiguedad del primero- representado por la Iglesia Católica, no contenta con extender su señorio por Europa y América, osó imponerse -a toda costa- en el continente asiatico. Sin embargo, pese a los martirologios (o por eso mismo) se encontró con la horma de su zapato.
Una Iglesia, no menos rica en tradición ni menos infexible en devoción, con la fuerza de la razón y la razón de la fuerza, marcó límites históricos al empeño de dotar a la vida de algo mas que existencia.
Habida cuenta que los cineastas son los más eficaces historiadores de la era de las imágenes, una de las más logradas películas de Martín Scorsese aborda con veraz rigor la frontera infernal y celestial de una historia de la que solo el hombre puede ser exclusivo actor y creador.
Los hechos históricos acontecidos en 1640-41 en el Japón (narrados por un libro del escritor S. Endo, publicado en ), son el sustrato real y vital que ha dado motivo al trabajo conjunto de notables actores occidentales y japoneses, dirigidos por el cineasta italonorteamericano.
El resultado es un coherente ensayo visual y conceptual. Formidable y a la vez sobrecogedor. Tan impacable y estremecedor -para el alma- a experimentar un sismo de extrema magnitud.
Con todo, Silencio (al igual que el libro) es el nombre de una hermosa película. Pero ante todo es un espejo. El reflejo de nuestra historia.
Una historia que no termina sino comienza al alejarse de la pantalla para seguir la batalla. Por los siglos de los siglos.
Los hechos históricos acontecidos en 1640-41 en el Japón (narrados por un libro del escritor S. Endo, publicado en ), son el sustrato real y vital que ha dado motivo al trabajo conjunto de notables actores occidentales y japoneses, dirigidos por el cineasta italonorteamericano.
El resultado es un coherente ensayo visual y conceptual. Formidable y a la vez sobrecogedor. Tan impacable y estremecedor -para el alma- a experimentar un sismo de extrema magnitud.
Con todo, Silencio (al igual que el libro) es el nombre de una hermosa película. Pero ante todo es un espejo. El reflejo de nuestra historia.
Una historia que no termina sino comienza al alejarse de la pantalla para seguir la batalla. Por los siglos de los siglos.
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