El escritor en una calle de Yauyos |
El domingo 1.12.2013, en el marco del VII Festival Internacional de Poesía Cielo Abierto, acompañado por el mágico y legendario violín de Máximo Damian hice lectura de este poema-ensayo en el frontis de la casa de verano en que José María Arguedas pasó más de veinte temporadas felices entre los años 1943 a 1963, junto a las hermanas Bustamante (Celia, su mujer, y Alicia, su cuñada) y un puñado de entrañables amigos en Puerto Supe.
(Entre el musicólogo Leo Casas y el maestro Máximo Damian) |
Fríamente, las estadísticas indican que el 85 por ciento de la población peruana es de origen quechua y mestizo, el 12 por ciento de origen europeo y el 3 por ciento de origen asiático y africano. Sin embargo, viendo la televisión (salvo por los noticieros) pareciera que el Perú fuera un país conformado mayoritariamente por gente blanca.
Tampoco es verdad que todos hablen castellano, pues un 20 por ciento de la población, principalmente del campo, habla quechua, aymara y otras lenguas aborígenes. En cierta medida somos un país bilingüe.
De aquí provienen las grandezas y al mismo tiempo las miserias del Perú. Cuando de un lado se insiste en magnificar lo que no somos, y en negar, por otro lado, lo innegable.
Quizás las ciudades son el mayor invento de las civilizaciones, pero no podemos vivir condenados a ella, celebrando sus cómodos prodigios, de espaldas a la diversidad geográfica e histórica de la realidad que la circunda y la precede.
Conocer los pueblos del Perú es reconocernos, valorarlos es valorarnos; compartir un lugar en la memoria, en el tiempo y en el espacio. El camino al desarrollo comienza por allí, por afirmar lo que esencialmente somos, para emprender juntos el desafío que la técnica y la producción imponen.
Los prósperos ciudadanos chinos del siglo XXI, a pesar de la desmesura demográfica que multiplica sus retos, no han necesitado dejar de ser chinos para desarrollarse. Los peruanos no necesitamos dejar de ser un pueblo indígena y mestizo para lograr los mismos objetivos.
Pues el nuestro, es el país de todas las sangres, en donde, todos, sin excepción, debemos sentirnos orgullosos de la sangre que llevamos en las venas y de la historia que puebla nuestra memoria.
Mi estimado César:
Me gustó y mucho el contenido del Homenaje a Arguedas. No tiene firma ¿Quién es su autor?
Describe muy bien el contenido racial del Perú. Una vez quise hacer algo similar y no pude.
Seguramente voy a poder aprovecharlo, pero necesito citar al autor en las referencias.
De Arguedas tengo su famoso “Yawar Fiesta”, también “Los Ríos Profundos” que me entusiasmó mucho más. No tanto “El Sexto” porque se aleja del escenario andino que conozco bien. Será por eso que soy fanático de Manuel Scorza. Tengo sus cinco libros sobre lo que él llama “la guerra callada”. En cambio Ciro Alegría no me entusiasma porque me parece de un estilo “muy académico” por llamarlo de alguna forma.
Voy a intentar lograr una comunicación mas frecuente con Ud. tenemos muchos temas en común. Voy a pedirle que busque en su tiempo el necesario para que así sea.
Cordiales saludos
Mario Tamagno
ESPÍSTOLA ARGENTINA II:
Amigo mío:
¡Felicitadciones por ello! Es realmente muy buena. ¿Porqué no la firmó? La modestia es una virtud, pero no hay que exagerarla.
Por favor. No se olvide de mis encargos.
Reitero mis cordiales saludos
Mario Tamagno
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