1945-2012 |
Lo que es la vida: premunidos de
sueños un día un grupo de muchachos convergen en un aula para labrarse un
porvenir y cuando los sueños se cumplen de pronto vuelve la pesadilla. Jorge Santistevan de
Noriega, el brillante estudiante de
abogacía de la PUCP, el primer Defensor del Pueblo del Perú, ha muerto.
Ricardo Blume, al comentar y
ponderar su elección como Defensor del Pueblo (marzo 1996), sin menoscabo de la
solemnidad del cargo que habría de ejercer, premunido de un sentimiento de júbilo
paternal evocó las cualidades humanistas, a la par que jurídicas, de su recordado alumno de la escuela de teatro.
“Mi querido Coco”, lo llamó.
Por cierto, Coco, honró no solo
la confianza de su maestro sino también la de millones de desconcertados
peruanos que en tiempos de sombría sumisión e intimidación vieron erguirse y
erigirse una figura integra y decente en medio de la más rampante corrupción y tiranía.
Digno y sobrio me parece verlo todavía ingresar al Hemiciclo para pronunciar su
informe anual ante la sorda y patética indiferencia de la montonera
fujimorista.
Cuando dejo el cargo de Defensor
del Pueblo (noviembre 2000) era indudable,
tanto para sus antiguos amigos de la escuela de teatro de La Católica como para
la opinión pública del país, que aquella había sido su mejor actuación.
En un país en donde, además de la
ingratitud y el olvido, proliferan los doctores y escasean los señores, a pesar
del pesar de su partida consuela constatar que también la decencia, la erudición y la cultura forman
parte de nuestra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario