jueves, 19 de abril de 2012

JORGE SANTISTEVAN DE NORIEGA


1945-2012
Lo que es la vida: premunidos de sueños un día un grupo de muchachos convergen en un aula para labrarse un porvenir y cuando los sueños se cumplen de pronto vuelve la pesadilla. Jorge Santistevan de Noriega, el brillante estudiante  de abogacía de la PUCP, el primer Defensor del Pueblo del Perú, ha muerto.
Ricardo Blume, al comentar y ponderar su elección como Defensor del Pueblo (marzo 1996), sin menoscabo de la solemnidad del cargo que habría de ejercer, premunido de un sentimiento de júbilo paternal evocó las cualidades humanistas, a la par que jurídicas, de su recordado alumno de la escuela de teatro. “Mi querido Coco”, lo llamó.
Por cierto, Coco, honró no solo la confianza de su maestro sino también la de millones de desconcertados peruanos que en tiempos de sombría sumisión e intimidación vieron erguirse y erigirse una figura integra y decente en medio de la más rampante corrupción y tiranía. Digno y sobrio me parece verlo todavía ingresar al Hemiciclo para pronunciar su informe anual ante la sorda y patética indiferencia de la montonera fujimorista.
Cuando dejo el cargo de Defensor del  Pueblo (noviembre 2000) era indudable, tanto para sus antiguos amigos de la escuela de teatro de La Católica como para la opinión pública del país, que aquella había sido su mejor actuación.
En un país en donde, además de la ingratitud y el olvido, proliferan los doctores y escasean los señores, a pesar del pesar de su partida consuela constatar que también  la decencia, la erudición y la cultura forman parte de nuestra historia.

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