
En 1953 una delegación de alumnos de la universidad de San Marcos, entre los que se encontraba un joven estudiante de grandes dientes y prominentes sueños, compareció ante -entonces- la más poderosa excrecencia del Ochenio odriísta. Sin embargo, aunque aquel lúgubre episodio no tuviera otro destino que perderse en las sentinas del olvido resulta significativo -y una prueba de que la cultura transmuta la vida- que de aquel encuentro surgiera una de las páginas más luminosas de la literatura peruana.


Dijo que sabía todo lo que pasaba en San Marcos, incluso quién había escrito esos artículos. Agradecía que nos ocupáramos de él en cada número. Pero que nos cuidáramos, porque a la universidad se iba para estudiar y no a preparar la revolución comunista. Hablaba con una vocecita sin aristas ni matices, con la pobreza y las faltas de lenguaje de quien nunca ha leído un libro desde que paso por el colegio.
No recuerdo que sucedió con los colchones, pero sí mi impresión al descubrir la desproporcionada idea que se hacía el Perú del tenebroso responsable de tantos exilios, crímenes, clausuras, delaciones, encarcelamientos y la mediocridad que teníamos delante. Al salir de aquella entrevista sabía que tarde o temprano iba a escribir lo que acabaría siendo mi novela Conversación en La Catedral. (Cuando el libro salió, en 1969, y los periodista fueron a preguntarle a Esparza Zañartu, que vivía en Chosica, dedicado a la filantropía y la horticultura, qué pensaba de esa novela, cuyo protagonista, Cayo Mierda, se le parecía tanto, repuso -imagino su gesto aburrido-: "Pssst...si Vargas Llosa me hubiera consultado, le habría contado tantas cosas...").
Entrevista:
https://copypasteilustrado.wordpress.com/2014/01/22/entrevista-con-cayo-mierda/
1 comentario:
Pues mira qué importante fue este hombre para MVLL (no sería tan mediocre) que le hizo escribir su mejor novela, por orgullo o lo que sea, y le hizo alejarse de sus posiciones de izquierda
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