jueves, 20 de diciembre de 2012

ALFONSO Y OCTAVIO, CUATES ETERNOS


Águila o sol. Águilas solares. Ausencias que brillan en el confín de la memoria.

“Reconocemos el derecho a la ciudadanía universal que ya hemos conquistado. Hemos alcanzado la mayoría de edad. Muy pronto os habituareis a contar con nosotros”.
Alfonso Reyes

“Somos, por primera vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombres”
Octavio Paz

Octavio Paz (1914-1998)
En 1990, a los 76 años, Octavio Paz recibió (con el voto unánime del jurado: que rara vez ocurre) el Premio Nobel de Literatura. En 1949, Alfonso Reyes, el sabio patriarca de las letras mexicanas fue postulado para ser nobelizado, entonces  un Octavio -de 35- todavía poco más que desconocido desde el laberinto de su soledad se pronunció jubiloso: “Pero tenemos, sobre todo, un hombre para quien la literatura ha sido algo más que una vocación o un destino: una religión. Un hombre para quien el lenguaje ha sido y es todo lo que puede ser el lenguaje: sonido y signo, trazo inanimado y magia, organismo de relojería y ser vivo, Palabra, en suma”.





“Palabra que nos sabe lo que nombras.
Palabra, ¡reina altiva!
Llamas nube a la sombra fugitiva
de un mundo en que las nubes son sombras”
Xavier Villarrutia

“Nada puede sernos ajeno sino lo que ignoramos. La única manera de ser provechosamente nacional consiste en ser generosamente universal, pues nunca la parte se entendió sin el todo”. A R
 Por su parte, Luis Buñuel, el más notable cineasta de habla hispana, al evocar su solitaria y  decisiva participación con  “Los Olvidados” en el festival de Cannes de 1950, recuerda:”Todo cambio después del festival de Cannes en que el poeta Octavio Paz            -hombre del que Bretón me habló por primera vez y a quien admiro desde hace mucho- distribuía personalmente a la puerta de la sala un artículo que había escrito, el mejor, sin duda, que he leído, un artículo bellísimo”.

“Quiero expresar mi angustia en verso que abolida
dirán mi juventud de rosas y de ensueños
y la defloración amarga de mi vida
por un vasto dolor y cuidados pequeños”
Rubén Darío

Alfonso Reyes (1889-1959)
“Defender los fueros de la libertad de pensamiento es, pues, defender nuestro porvenir y defender uno de los fundamentales principios conquistados por la civilización; no es, en modo alguno, inmiscuirse en la política ajena”. 
A R

“Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran.
Allá, donde los caminos se borran, donde acaba el silencio, invento la desesperación, la mente que me concibe, la mano que me dibuja, el ojo que me descubre. Invento al amigo que me inventa, mi semejante; y a la mujer, mi contrario: torre que corono de banderas, muralla que escalan mis espumas, ciudad desvastada que renace lentamente bajo la dominación de mis ojos.
Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que invento y me inventa cada día” O P



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