Un poeta es también un profeta. Un siglo antes que el pueblo más educado de Europa entronizara el regimen más barbaro de las historia, antes que la realidad hiciera evidente el horror más extremo del despotismo chauvinista, antes que la historia se volviera histeria sangrienta. En fin, mucho antes que los piromanos devinieran asesinos, lo atroz fue escrito y descrito.
Recuerdo la transida mañana que pasé sentado sobre una banca en la terraza de la facultad de letras de San Marcos leyendo a Heine. Al cerrar el pequeño libro, no menos consternado que fascinado, ví pasar al poeta y profesor Marco Martos. Quise abordarlo, no obstante, desistí. Pues, en verdad, era a mi msimo al que buscaba.
Recuerdo la transida mañana que pasé sentado sobre una banca en la terraza de la facultad de letras de San Marcos leyendo a Heine. Al cerrar el pequeño libro, no menos consternado que fascinado, ví pasar al poeta y profesor Marco Martos. Quise abordarlo, no obstante, desistí. Pues, en verdad, era a mi msimo al que buscaba.
"Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres" (Heinrich Heine) |
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