viernes, 4 de abril de 2014

OCTAVIO PAZ, GENIO Y FIGURA


(1914-1998)

Al conmemorarse los cien años del nacimiento de Octavio Paz, nada más grato comprobar que sigue presente en la continuidad palpable y visible de su vasta y prolífica obra. Pero, no menos grato, es tener presente al poeta y pensador a través de su imagen y su voz. De manera que, sin exclusión ni oposición, ver y escuchar a Paz es no menos importante y edificante que leer a Paz.
Con ocasión de los homenajes que en México y por el mundo ha convocado su recuerdo y la valoración de su multidisciplinaria obra, con certeza cabe decir que hay mucho para ver, oír y leer sobre Octavio Paz. Pero sobre todo, resulta sorprendente constatar que la vigencia de su legado trasciende las páginas de sus libros. La actuación de Enrique Krauze y Juan Villoro, entre otros, prueba que la obra de Paz rebasa los confines intelectuales y académicos. Pues, a su modo y a su manera, cada uno de ellos, y otros más, son Octavio Paz. Una cualidad y una actitud encarnada en un nombre y muchos hombres.
Con todo, lo paradójico ha sido que mientras la capital de México el 31.3.2014 rendía  homenaje nacional a Octavio Paz con la concurrencia del presidente de la República y de otros premios Nobel, ese mismo día en otro punto de México, se velaban los restos de la única y veleidosa hija del escritor. Helena Paz Garro, una bella y temperamental mujer de harta garra y escasa paz, también poeta y escritora, cuya fama -alimentada a la sombra de su padre-  ciñe después de todo al designio implacable de los versos Borges: “Mi meta es el olvido, / yo he llegado antes”.
Por otra parte, Mari Jo Paz, la anfitriona de la ceremonia de homenaje por el Centenario de Octavio Paz, ha sido también la justa y merecida homenajeada, por compartir y dedicar su vida a la existencia cotidiana del intelectual absoluto de México. Acechado por odios y envidias, perseguido por la ingratitud de su díscola y talentosa ex mujer y de su propia hija, Paz encontró al lado de Mari Jo todo lo que escribió y describió a los ochenta años en “La llama doble”, el supremo ensayo erótico del idioma español. Acaso también en eso fue un maestro: en enseñar que para pensar y escribir primero hay que atreverse a ser felices.
En 1977, en España, a los 63 años, Octavio Paz fue entrevistado en el programa “A fondo” por el periodista Joaquin Soler Serrano. En la perspectiva y balance (o balanza) del tiempo, siendo como fue Paz un escritor mediático, aquella entrevista contiene en cierta manera todas las demás. Confesional y testimonial, en blanco y negro, igual que las páginas impresas, aquel video guarda lo mejor de la vida y las ideas de Paz. Ni siquiera cuando recibió el Premio Nobel debió Octavio Paz disfrutar tanto ser nombrado y presentado como cuando lo nombra y presenta Joaquin Soler ante la audiencia española, sin reparos, sin dudas ni murmuraciones, con el énfasis meridiano y el rigor tronante de quien a entrenado y entregado su voz ha exaltar fatuos oropeles oficiales.

Biografía y entrevista


Ceremonia de homenaje





No hay comentarios: