miércoles, 2 de abril de 2014

ORACIÓN PARA LA ACCIÓN

(1869-1948)

Aun con ser diversos sus nombres para Gandhi, el Mahatama, El Alma Grande de la India, la experiencia religiosa, en todas las religiones, era la misma, única. "Las religiones son distintos caminos que convergen en el mismo punto", dijo. Y coherente con ese sentimiento y pensamiento, generoso y respetuoso, dejó una de las más hermosas y conmovedoras exhortaciones sobre la vida y sobre vivir.



Señor...

Ayúdame a decir la verdad
delante de los fuertes y a no decir
mentiras para ganarme 
el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.

Ayúdame siempre a ver la otra
cara de la medalla, 
no me dejes inculpar de traición a los demás 
por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a mi
mismo y a no juzgarme como los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo,
ni en la desesperación si fracaso.

Mas bien recuérdame que el fracaso 
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es signo de grandeza
y que la venganza es señal de bajeza.

Si me quitas el éxito, déjame fuerzas 
para aprender del fracaso. 
Si yo ofendiera a la gente, dame valor
para disculparme. 
Y si la gente me ofende, dame valor
para perdonar.

Señor...
-¡Si me olvido de tí, nunca te olvides
de mi!






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